20.3.11

BIRTH

Por fin me he decidido crear mi pequeño espacio en este gran mundo que es Internet, ahora, no prometo que vaya a tener una larga vida. Seguramente antes del domingo de la semana que viene abandono este venazo. Por cierto, he decidido comenzar con algo que escribí en una libreta gastada el mes pasado. Fue un día crucial, de reflexión, de punto y aparte. Ahí va:

                                                                                                                                          
El Sol empieza a despedirse de este 27 de febrero de 2011. Comenzaré ya.
Volví anteayer de Madrid y las conclusiones que saco no son muy "ilicitánamente correctas". Me explico: es inevitable volver de la capital y comparar. No es que odie Elche, es más, me siento parte de la ciudad, pero estoy convencida de que yo no nací para verme crecer entre estas palmeras. En cuanto di un par de pasos por las calles de Madrid me convenció. Era el ambiente, el ruido de mil coches sonando a la vez hasta incluso las tres, las cuatro y las cinco de la mañana, las sirenas de la policía disparándose por la Gran Vía, la gente: cada uno a su roll, todos diferentes de todos, personalidad. Era fácil ver a un mendigo con su petate y un cigarrillo, caminando mano a mano con un tipo bien trajeado con el móvil pegado a la oreja, dos mundos tan distintos tan cerca...eso se me quedó grabado. De repente, te cruzas con un tío de pintas muy bohemias y te preguntas "¿será famoso?": patético.
Algo que se me tatuó en la sien fue cuando, distraída esperando a estas en medio de la calle, escuché una conversación ajena de una pareja que pasaba por allí. Parecían colegas o compañeros de curro. Él le decía a ella cómo estaba (y muy acertadamente) el panorama musical en nuestro país, y ella reforzaba su teoría reclamando una generación perdida, "auténtica" decía. Me gustó. Esta clase de cosas no se suelen escuchar mucho por aquí, y si lo consigues, suena muy hipócrita y te da la risa.
Contaría en esta parida mil cosas que pienso sobre todo lo que pasó en el viaje (los chicos de Vigo, los tíos raros de Leño, el Siroco, el chute de rock en una noche con los cuatro conciertos, el conocer a la gran Lorena, es de lo mejor, los donuts sacados de un capítulo de Los Simpsons, los aires rockandroleros de sus callejuelas, ''Las Beatles'', las resacas de Laura, etc.), pero, como ya has visto, es demasiado.
Me quedo con los restos del naufragio de esta experiencia, lo que saco en claro: cuanto más sepas, más libre eres. Cuanto más independiente, más libre. Me sobran ganas de volver (todo lo que sea viajar), de vivirlo todo de golpe.



Se cierra una etapa, con el mes del catorce de febrero, teniendo en la cabeza algo diferente, un cambio radical. Seguramente estos días madrileños han tenido algo que ver, añadido a mi propio Verano Fatal.
Punto y aparte, "pues hasta morir la única opción siempre es matar, siempre matar."

Las montañas acaban de esconder al Sol. Me lo he perdido.

2 comentarios:

  1. Leer esta entrada mientras escuchas "Let it Be" simplemente emociona.

    Que grande eres, tía.

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  2. Soy un simple pupilo de mi maestro, man.
    ¡Arriba Till!

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